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Cruz reprende a Petra y Feliciano por la irrupción del Sargento Funes en el palacio. Petra promete hacerse cargo e intenta convencer a su hermano para hacer frente común, pero éste no está de acuerdo. Jimena se presenta ante Mr. Cavendish hecha un adefesio y arremete contra Catalina y Margarita. Es evidente que no está bien y que la medicación no está haciendo el efecto deseado. Jimena promete esforzarse por no volver a perder los papeles, pero los Luján deben tomar decisiones drásticas sobre la mujer de Manuel. Pelayo y Catalina organizan la cata de mermeladas con Mr. Cavendish y resulta ser un éxito. Pero a Pelayo le preocupa la presencia del Sargento Funes en La Promesa. María Fernández cada vez está más cerca de Salvador y se ve en la obligación de aclarar las cosas con Valentín. Curro toma una sorprendente decisión en lo referente a sus futuros estudios en Inglaterra. 3x3r6l
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Sé que es difícil de entender.
Martina, yo no te quiero entender. Yo solo quiero que seas feliz.
Y es evidente que así no lo eres. Así que, quizás tengas razón.
Y lo mejor será que estemos separados.
Catalina es la que nos permite sortear los imprevistos.
¿O acaso crees que nos iría mejor si rompiera con ella y se pusiera en nuestra contra? Supongo que no.
Pues te recuerdo que lo único que nos mantiene en la promesa es que la marquesa está convencida de que me voy a llevar a Catalina de aquí.
Así que deja de meterte en medio.
¿Qué preferiría que esto fuera una pantomima? ¿Una broma de mal gusto a que sufriría menos? ¿Por qué qué madre es capaz de dejar a su hijo recién nacido como un perro a merced de un tirano? Pues según me ha contado Catalina, Jimena ha vuelto con la idea recurrente del viaje a Italia cuando vuelva Manuel.
O sea, ¿qué piensas? ¿Que continúa sin estar en sus cabales? Sí. Hay veces que pierde el juicio completamente.
¿Entonces os gusta? Sí, por supuesto que nos gusta mucho.
Lo que pasa es que nos sorprende porque no es el estilo que usted suele lucir.
Bueno, porque ya os he dicho que quiero cambiar radicalmente.
¿Quieres resultar provocadora? Eso quiero.
Por cierto señora, ¿se ha tomado medicación? ¿Qué le recetó el médico? No, no voy a tomar nada.
Desde luego Jimena solamente es una niña que le han roto sus sueños y que le han destrozado su futuro y sus anhelos.
¿Pero qué culpa tienes tú en eso, eh? Bueno María, yo creo que todos tenemos un poco de culpa en que le hemos destrozado la vida.
¿No te hace ilusión irte a ese college? Porque si has aceptado por las presiones de tu padre...
No, no, no. Pero no puedo evitar sentir emoción y alegría ante un viaje así.
Lo cual me va a alejar de las personas a las que más quiero.
En lo que sí estoy contigo es en lo cargante que puede resultar Curro.
No veo el día que se marche de la promesa.
Tu inquina hacia ese muchacho es superada que le tengo yo.
Yo lo único que quiero es que se marche de aquí cuanto antes.
Sí que es importante, se lo prepara todo.
El muchacho que se lo ha ganado a pulso, más bueno que el palcandero.
Pues en ese caso me alegro que se haya ido a Madrid.
¿Y por qué dices eso? Como no voy a alegrarme que haya ido a Madrid y tenga una oportunidad de convertirse en un gran cocinero.
A mí me parece que más bien Valentín bebe los ollantos por ti.
Sí, ¿y yo qué hago entonces? Bueno pues hablar con él y poner los puntos sobre las is.
Y no dar cabida a la confusión.
Habló quien pudo y se quedó mudo.
Si tienes toda la razón, consejo se vende que para menos tengo.
Mr. Cavendish acaba de llegar.
¿Cómo has dicho? ¿Pero cómo es posible? ¿No habíamos retrasado su llegada? Pues no lo sé, se me ocurre que el telegrama que le envió Jerónimo no llegara a tiempo.
Mr. Cavendish, bienvenido a la promesa.
Soy el Marqués de Luján.
Imagino que ha tenido que ser grave lo que ha ocurrido con tu hermana para que estés así.
Y ni siquiera fuiste a declarar a la Guardia Civil.
¿Estás enfada conmigo por eso? No, por supuesto que no.
Estoy preocupada, pero respeto tu silencio y esperaré hasta que lo creas oportuno.
Sargento Funes, qué sorpresa verle por aquí.
Lamento haberme presentado en la promesa de forma tan repentina y sin avisar, Marquesa.
Y bien, usted dirá.
Quería hablar con uno de sus lacayos, Feliciano Arcos.
Se trata del delicado asunto de la muerte de su padre.
Señora, nos ha dicho una dulcella que nos quería ver.
Sí, pasad.
Y cerrad la puerta.
Tenemos que hablar de un asunto que requiere discreción.
¿Y eso, señora? ¿Ha sucedido algo? Sí, sí que ha sucedido.
Ha venido el sargento Funes para hablar de la muerte de vuestro padre.
Primero quería reunirse conmigo.
¿Qué quería ese hombre de usted, señora? Quería preguntarme por vosotros.
En concreto, por ti.
¿Se puede saber por qué anda ese hombre todavía molestando con este asunto? Nosotros no sabemos nada, señora.
Porque suficientes problemas tengo yo con mi familia, como para que se me incordie también con los del servicio.
Lamentamos muchísimo que ese hombre le haya molestado, señora.
Yo sí que lo lamento, Petra.
Y os advierto que como por vuestra culpa se manche el nombre de esta casa, os pongo en la calle sin pensarlo ni un minuto.
No hemos hecho nada malo, señora, se lo aseguro.
¿Algo habrá sucedido para que quieran hablar con él? Yo sí que sé por qué ha podido venir el sargento.
¿Ah, sí? ¿Por qué?
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