Alta montaña y tresmiles en verano – Montaña Segura l6h3p

Bienvenidas, bienvenidos, oyentes y condicionales de éste vuestro punto de encuentro habitual de Montaña Segura. Nos habíais pillado a mi compañero y a mí comentando que empezamos a tener ya en nuestras mochilas virtuales tal cantidad de podcasts que, no sé, tal vez penséis que ya os lo hemos contado todo.

Pero lo cierto es que en un mundo tan variado y cambiante como es éste de la montaña, resulta difícil agotar los temas. ¿No te parece, Miquel? Muy buenas, Mercedes. Pues sí, así es. Solo de pensar en la de actividades tan diferentes que se pueden hacer en nuestras montañas, el tema la verdad es que da para rato.

Y bueno, si nuestras y nuestros oyentes han llegado hasta aquí hoy, es más que probable que lo hayan hecho atraídos por lo que ya de por sí desvela su título.

Es más que evidente que sentís curiosidad por eso de la alta montaña pirenaica, con la intención de afrontar en un futuro próximo alguna de estas grandes cimas.

Si es que ya lo hemos dicho en este espacio. Las cumbres más elevadas ejercen una atracción especial sobre quienes nos consideramos amantes de las montañas, como si desde ellas pudiéramos descubrir y alcanzar cosas especiales que no podemos hacer desde ningún otro lugar.

La verdad es que esa mágica cifra del tercer millar no se te olvida nunca cuando la traspasas por primera vez. Es algo así como si estuvieras entrando en el Olimpo de los Dioses. ¿Os imagináis la de damas y caballeros de los tres mil metros que se habrán nombrado a lo largo de la historia en nuestro Pirineo? Qué tradición tan bonita, Miquel.

Es el piolet tocando tus hombros mientras permaneces arrodillada sintiéndote como entrando en el selecto club de las y los elegidos. Pues no esperemos más. Ataos bien las botas y coged vuestras mochilas porque hoy hablamos de planificar, equipar y actuar en alta montaña. Y, por supuesto, también de esos tres miles más adecuados para estrenarse.

Si nuestra puerta de entrada a las actividades de montaña ha sido el senderismo y este nos acaba enganchando, es bastante probable que tarde o temprano queramos dirigir nuestros pasos hacia retos de mayor altura y exigencia. Ello nos conducirá inevitablemente a tomar o con la alta montaña.

Seguramente os estaréis preguntando qué diferencia las actividades de alta montaña de las de senderismo que realizo habitualmente. La principal es que exigen una mejor forma física, además de la formación técnica y experiencia que debemos tener en el manejo de cierto material como el piolet y los crampones o incluso una cuerda de seguridad. Y es que, aun en condiciones de verano, la alta montaña suele conservar nieve en sus rutas normales a principio de temporada, por lo que este material puede resultar imprescindible.

Otro aspecto que marca la diferencia es el de la orientación. En la alta montaña no encontraremos generalmente caminos ni marcas de pintura. Requiere guiarse a través de hitos de piedra o mojones, que de una forma espaciada e incluso a veces por varias rutas simultáneas van indicando el recorrido. Por lo tanto llevar y saber leer un mapa resulta fundamental, siendo altamente recomendable además llevar un track de nuestra ascensión cargado en el GPS.

También las condiciones meteorológicas en alta montaña pueden llegar a ser realmente extremas y muy cambiantes. Será obligatorio consultarla a meteo y llevar todo lo necesario para protegernos ante esos posibles cambios. Pero si te parece Mercedes, mejor vamos paso a paso.

Empezaremos como debe ser, planificando la actividad. Escoge siempre una que se adecúe a la experiencia del grupo, comprobando que se ajusta a su nivel físico y técnico. Calcula el horario previsto, estableciendo horarios parciales, distancias y desniveles a superar.

Consulta la previsión meteorológica, a ser posible una específica de montaña como la de Ahmed Montaña. Y como siempre, contempla un plan alternativo por si tuvieras que acortar la actividad, aunque ya sabéis que el plan que nunca falla es el de darse la vuelta y volver en otra ocasión más propicia. Tampoco olvidéis dejar aviso de dónde vais y la hora prevista de regreso.

Equipar nuestra mochila para la alta montaña también tiene sus diferencias. Siempre una mochila por persona. Eso de compartirla ya sabéis que nunca funciona, pero en alta montaña menos todavía. Por supuesto, podemos aligerar la carga de las personas menos preparadas físicamente, pero todas y todos debemos ir con nuestra mochila y nuestro material.

Un buen calzado de montaña es imprescindible. Mejor bota que zapatilla, pues nos protegerá los tobillos de posibles golpes y torceduras. En cuanto a la vestimenta, es recomendable seguir el habitual sistema de capas, ya sabéis, camiseta técnica de bajo, seguida de prenda caliente tipo polar, pluma o fibra, y chaqueta impermeable transpirable en el exterior. El pantalón que sea largo o al menos convertible, previendo uno impermeable en caso de mal tiempo.

Los calcetines mejor específicos de montaña, pues nos evitarán ampollas y rozaduras.

No os olvidéis de los clásicos de protección solar, gorro o sombrero, gafas de sol, crema solar de factor muy alto y protector labial. También un par de guantes y gorro, y botiquín con manta térmica. Para comunicarnos, teléfono móvil a tope de carga y batería externa también cargada. No descartéis un teléfono vía satélite o una baliza satelital, que os garantice un posible aviso de emergencia, ya que en la alta montaña son habituales las zonas sin cobertura de telefonía móvil.