
Descripción de El duende 2y1v33
En la casa de la señora Jones y su hija Cloe están pasando cosas muy raras... Los objetos aparecen y desaparecen misteriosamente. ¡Están convencidas de que es cosa de un duende! ¡Hay que capturarlo! Guión y montaje: Elena Lostalé Voces: Elena Lostalé Voces de niña: Alejandra Rojas Música CC 4.0 - Freesound: Holiday Weasel (Kevin MacLeod), Llama in Pajama (Rafael Krux), Managing Mischief (Bryan Tech), Busybody (Bryan Tech) y Frogs legs rag (Kevin MacLeod) Imagen: Freepik CC - BY: Duende y Dormitorio (macrovector). 3o2i70
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Sueña cuentos.
Historias para niños que sueñan despiertos.
El duende.
¿Lo has encontrado ya? ¡No! Tiene que estar por aquí.
¿Lo encuentras o no? No está. Pero si yo lo dejé en mi escritorio.
Si lo hubieras dejado en el escritorio, ahí estaría.
Pues lo dejé ahí, en la mesa.
Ni tu padre ni yo hemos tocado ahí.
Y duendes no hay.
Ya, claro.
De todas formas, date cuenta.
¿Has visto la cantidad de papeles que tienes? Montañas y montañas.
¿Cómo vas a encontrar unos apuntes? Si eso es imposible.
A ver.
Madre mía. Esto no es un cajón.
Es un agujero negro.
Hija, no puedes ser tan desordenada.
¿Cómo no se te van a perder las cosas? Lo necesito todo.
¿Ah sí? A ver.
¿De verdad necesitas estos mapas? Son del curso pasado.
¿Y estos papeles llenos de monigotes y todos arrugados? ¿Pero tú has visto lo que tienes ahí? ¿Qué es esto? Un chicle derretido.
Se me ha quedado pegado el dedo.
¡Qué asco! Yo no me río.
No puedes tener así los cajones.
Van a venir bichos.
Pero no te das cuenta de que nunca encuentras las cosas porque lo tienes todo lleno de trastos inservibles.
Hay que hacer limpieza.
Sí, vale.
Pero ahora lo importante es encontrar los apuntes.
Si no, no puedo estudiar.
Los apuntes.
Ya, vale.
Mira, vamos a invocar a Sumicio.
Sumicio.
¿Ese quién es? Sumicio es un duende hacedor y bonachón, pero un poco despistado.
A veces cambia las cosas de sitio sin querer.
Hay que recitar un conjuro que dice así.
Sumicio, Sumicio, ¿dónde están mis apuntes que me sacas de quicio? ¿Y funciona? Uy, claro que funciona.
Venga, repítelo.
Sumicio, Sumicio, ¿dónde están los apuntes que me sacas de quicio? ¡Ay, ya está! ¡Ya lo sé! Los puse en la estantería.
¡Aquí están! ¡Uf, menos mal! ¿Has visto cómo Sumicio encuentra las cosas? De verdad te digo que este desorden no puede continuar.
Cuando termines de estudiar empiezas con un cajón y luego ya sigues el resto de la semana con los demás.
Así dejaremos de echarle la culpa a los duendes de todas las cosas que se nos pierden.
Es más, dame unos minutos antes de ponerte a estudiar.
Conozco un cuento que creo que te puede interesar a ti y a todos los sueñacuentos que están al otro lado del altavoz.
Desde hacía algún tiempo, en la casa de la señora Jones sucedían cosas muy raras.
Cajones que estaban cerrados aparecían abiertos.
Las cosas cambiaban solas de sitio y desaparecían objetos.
Era un misterio total.
La señora Jones se desesperaba.
Cuando iba a buscar las tijeras no estaban en su sitio.
Aparecía un peine de pronto sobre la encimera de la cocina.
La caja de galletas de un momento a otro estaba vacía.
Era incapaz de encontrar el pegamento, el protector labial, la manta del sofá.
Incluso desaparecía ropa del tendedero.
Hay que ver, ¿pero dónde estará mi boli? Estaba aquí, aquí mismo, encima del cuaderno.
Al principio la señora Jones creyó que era culpa suya y que llevaba una temporada más despistada de lo normal.
Tenía tantas cosas en la cabeza desde que su hija ya no era un bebé.
Pero luego comenzó a prestar atención a cada paso que daba, cada cosa que hacía.
Y se dio cuenta de que no era cuestión de despistes.
Esta puerta estaba cerrada, lo recuerdo perfectamente.
La cerré para que no hubiera corriente cuando abrí la ventana.
Las puertas se abren y cierran solas.
Cuando la señora Jones constató que ella no tenía nada que ver con los extraños fenómenos que estaban ocurriendo en la casa un escalofrío recorrió su espalda.
Supo entonces que aquello era cosa de duendes.
Es un duende, estoy segura.
Un duende burlón que me esconde las cosas y me las cambia de sitio.
¡Menudo problema! La señora Jones estaba muy preocupada.
Sabía que existían empresas que se dedicaban a limpiar las casas de ratones, avispas,
Comentarios de El duende 583q53