Programa Nº740 de Ciencia Relativa. El Momento de La Creación.-14.-El Destino del Universo. 4k69g

La idea del mal, o la maldad como también se le conoce, se asocia con dos cosas.

La primera con desastres naturales y accidentes destructivos que nos resultan perjudiciales y nos causan sufrimiento a los humanos.

Y la segunda con los comportamientos humanos que nos resultan inmorales desde el punto de vista general de la sociedad en la que vivimos.

Pero resulta que la naturaleza no es mala, no causa daño, destrucción o muerte porque ella quiera o por propia voluntad.

Somos nosotros, los humanos, quienes lo hacemos.

Somos nosotros, los humanos, quienes nos interponemos en su camino e intervenimos y cambiamos sus ciclos naturales.

Somos nosotros, los humanos, quienes la culpamos de lo que es nuestra propia culpa, nuestra propia acción y consecuencia.

Y desde el punto de vista menos general del comportamiento humano individual, resulta que somos nosotros, los individuos que vivimos en una sociedad, los que decidimos actuar de manera inmoral, los que pervertimos o convencemos a otros para que también lo hagan, los que definimos los parámetros de lo que se considera moral o inmoral y los que rebasamos o los acatamos como individuos que vivimos en una sociedad.

De ahí que la maldad, o más bien el concepto de maldad, es un concepto meramente humano.

No existe la maldad en la naturaleza, salvo claro está que nos estemos refiriendo a la naturaleza humana.

Y así es, la maldad es cosa única y exclusivamente de la humanidad.

Entonces, siendo la maldad un concepto meramente humano, inexorablemente surgen los dilemas éticos y morales en forma de pregunta.

El mal o la maldad, ¿nace o se hace? ¿Somos malos por naturaleza o la naturaleza nos hace malos? Las respuestas a estos dilemas ya han sido discutidas a través de la historia humana por diferentes disciplinas como la filosofía, la ética y la moral.

Cuestionada por diferentes religiones, el problema del mal fue originalmente formulado por el filósofo griego Epicuro de Samos para tratar de conciliar la existencia del mal con la existencia de una deidad omnisciente, omnipotente y todo benevolente.

No obstante, tal y como fue planteada por el filósofo griego, la paradoja de Epicuro termina demostrando todo lo contrario.

Y analizado científicamente por la psicología, la naturaleza del mal humano es vista como una psicopatología que resume la perversidad humana en nueve rasgos definidos que han llamado factor oscuro de la personalidad o factor D.

De acuerdo con la psicología, estos rasgos humanos maximizan el interés individual conscientemente, sin tener en cuenta su utilidad o inutilidad, ni el daño que este interés exacerbado pueda tener sobre otra persona o sobre los demás, al considerar únicamente el interés en sí mismo y apartar del entorno a todos y todo lo demás.

Desde el punto de vista sociológico, el problema de la maldad humana es también un problema de injusticia social, atribuido a la ausencia de principios morales y éticos en el conjunto de personas o individuos que se asocian para violarlos e ignorarlos deliberadamente, conscientemente.

La maldad humana ha sido estudiada por la psicología, por la ética, por la moral, la antropología, la sociología, la política, el derecho, la religión, la historia y la filosofía.

Pero como tal, como maldad humana, solo ha sido estudiada por la ponerología, del griego poneros, mal, y logos, razón o principio.

Este nombre fue acuñado por el psiquiatra polaco Andrés Lobasech.