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Entre pantallas y promesas rotas: El desafío de ser joven en el siglo XXI. 3m332i
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En un mundo cada vez más conectado, donde las redes sociales dictan tendencias, modas y hasta valores, los jóvenes se encuentran en un escenario complejo, lleno de expectativas y, al mismo tiempo, de incertidumbres. A esto se suma un contexto social que les niega, en muchos casos, oportunidades reales de desarrollo y crecimiento. Y en medio de todo esto, la dependencia de sus padres se extiende mucho más allá de lo esperado. Hoy exploraremos cómo estas realidades afectan a los jóvenes de Latinoamérica y, de manera especial, a los de Honduras, donde las promesas rotas de un futuro mejor parecen haber quedado suspendidas entre pantallas. 2a5673
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Un nuevo episodio de galeras, historias y anécdotas. Soy Daniel Navarro, licenciado en historia y hoy quiero que me acompañen en un recorrido profundo y reflexivo sobre un tema que está marcando el presente y definirá el futuro de nuestras sociedades, la juventud y los desafíos que enfrentan en el siglo XXI. En un mundo cada vez más conectado, donde las redes sociales dictan tendencias, modas y hasta valores, los jóvenes se encuentran en un escenario complejo, lleno de expectativas y al mismo tiempo de incertidumbres.
A esto se suma un contexto social que les niega, en muchos casos, oportunidades reales de desarrollo y crecimiento. Y en medio de todo esto, la dependencia de sus padres se extiende mucho más allá de lo esperado. Hoy exploraremos cómo estas realidades afectan a los jóvenes de Latinoamérica y de manera especial a los de Honduras, donde las promesas rotas de un futuro mejor parecen haber quedado suspendidas entre pantallas.
Las redes sociales son, sin duda, el epicentro de la interacción juvenil. Facebook, Instagram, TikTok y otras plataformas se han convertido en un espacio donde los jóvenes no solamente se comunican, sino que también construyen su identidad. Pero, ¿hasta qué punto esta conexión virtual refleja realmente quiénes son? Estudios recientes de la Organización Mundial de la Salud, OMS, indican que el uso excesivo de redes sociales está relacionado con problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
En América Latina, al menos un 25% de los jóvenes entre 15 y 24 años han reportado síntomas de ansiedad vinculados al consumo excesivo de contenido digital. Además, las redes sociales han creado un fenómeno de comparación constante. Los jóvenes ven vidas perfectas en las pantallas, editadas y filtradas, y eso genera frustración y baja autoestima.
Esta búsqueda de validación a través de likes y comentarios positivos se ha convertido en un ciclo interminable que, en muchos casos, deriva en estrés y aislamiento social.
En Honduras, el panorama no es diferente. Las redes han tomado un papel predominante en el día a día de los jóvenes, en ocasiones sustituyendo el o real por el virtual.
El problema radica en que, mientras más se conectan a las pantallas, más se desconectan de su realidad inmediata, que son la familia, el estudio y la comunidad.
Pero las redes sociales solo son un eslabón en esta cadena de desafíos.
Para muchos jóvenes, especialmente en Latinoamérica, el a una educación de calidad y un empleo digno sigue siendo una promesa lejana. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL.
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