Patton y la Batalla de El Guettar. 1943 [Capítulos de Historia 257] 6e505u

Buenas y bienvenidos a Superbia in Proelio, podcast dedicado a la historia militar e historia contemporánea. El teniente primero John Joel nunca olvidaría su primer encuentro fortuito con el general de división George Patton. Esto ocurriría el 10 de marzo del 43 cuando este ardiente comandante del ejército estadounidense está inspeccionando a la primera división de infantería y a su primera división blindada en los desiertos de Túnez.

Tras meses después del desembarco aliado en el norte de África, el ejército estadounidense se encontraba en mal estado tras haber sufrido grandes pérdidas en las batallas de Zid y Buzid y más importante la batalla del paso de Kasserine en febrero del 43. El general de división Lloyd Fredenhall había sido relevado del segundo cuerpo de ejército de los Estados Unidos y lo habían sustituido por Patton, un antiguo comandante de tanques que iba muy en serio. Buenas y bienvenidos a Superbia en Prolío. En este capítulo de historia vamos a hablar sobre Patton y la batalla de El Guetar.

Al llegar a su nuevo cuartel general el 6 de marzo, Patton, pronto ascendido a teniente general, se puso a trabajar para implementar una disciplina más estricta entre sus tropas. El viejo Sangriagallas, como le apodaban, ladraba a los soldados y multaba a los que no encontraba si las corbatas del uniforme bien puestas. Las reprimendas de Patton no discriminaban y una de las unidades a las que se dirigió fue al 601 Batallón Destructor de Tanques. Ahí nuestro protagonista John D.

Yowell, alto y delgado, había recibido el apodo de Slim cuando estudiaba en la universidad AM de Texas y estaba conversando con otros oficiales de su batallón cuando el viejo Patton se acercó. Entre ellos estaba el comandante de pelotón de Yowell, el teniente primero Lawrence Marcus, de 25 años, licenciado por Harvard. Yowell y algunos de sus oficiales tenían ya el rostro canoso a pesar de ser jóvenes y llevaban unos gorros de lana en lugar de los cascos de combate.

Todo hombre con edad suficiente se afeitará todos los días. Los oficiales llevarán corbata en combate. Esto fue lo que les expetó Patton. Tras producir estas palabras, Patton avanzó hasta situarse a un palmo de la cara del teniente de otro teniente y le expetó, cualquiera que lleve un gorro de punto de lana sin casco de acero será fusilado. Este mensaje de Patton tuvo el efecto deseado en los demás grupos de soldados a los que también se dirigió.

Se avecinaban asuntos serios en el desierto tunecino. El primer pelotón de la compañía B del teniente Yowell pronto entraría en combate contra divisiones blindadas alemanas muy superiores. El 601 se enfrentaría a sus oponentes con sus vehículos anti tanque ligeramente blindados conocidos como los M3 Gun Motor Carriages.

Construidos sobre un chasis de semirugas, los M3 ofrecían la maniobrabilidad de un camión con las capacidades de un tanque. Estos semirugas de unos 6 metros de largo y unas 9 toneladas de peso eran ágiles y podían alcanzar velocidades de hasta unos 70-80 kilómetros en terreno llano y cada uno llevaba un cañón principal de 75 milímetros.

Al estar prácticamente al aire libre, estos semirugas ofrecían poca protección a sus cinco tripulantes contra el calor del desierto, la arena y las ocasionales tormentas en el norte de África. Estos M3 también estaban escasamente blindados y ofrecían suficiente protección contra fuego de armas ligeras, pero eran propensos a la destrucción cuando se enfrentaban o cuando eran golpeados con proyectiles de artillería o con fuego de tanques enemigos.

Los hombres los llamaban cajas corazón púrpura, una sombría referencia a esta condecoración del ejército estadounidense por las heridas en combate. Dos semanas después de presenciar esta bronca de Patton con sus compañeros, Slim Yowell, nuestro protagonista, preparaba su pelotón para el combate. El segundo cuerpo de Patton estaba a la ofensiva trabajando para arrebatar a las fuerzas del eje, la cadena dorsal oriental de estas montañas del Atlas, en un movimiento que amenazaría la retaguardia derecha de los alemanes e italianos que defendían la línea Marez frente al octavo ejército británico.