Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Historias Pulp
PRISIONEROS - 3

PRISIONEROS - 3 681k6x

3/6/2025 · 45:22
0
101
0
101
Historias Pulp

Descripción de PRISIONEROS - 3 6j706i

Un relato de terror de María Larralde Loftus Hall es una mansión con una gran historia que contar. Ubicada en Irlanda, en el Condado de Wexford, se yergue como un faro en la península de Hook. En ella han habitado personalidades excéntricas, hurañas y perturbadas por sombras que surgen de las entrañas del legendario caserón. Pero ahora, una familia adinerada, los Quigley, han comprado esta magnífica residencia sin saber que los secretos que esconde los convertirá en sus prisioneros. Una historia basada en las leyendas originales, pero completamente innovadora adquiriendo matices de terror y Ciencia Ficción. ¡Un escalofriante descenso al terror! Ahora en audiolibro para todos vosotros... La lectura se realizará por partes numeradas, ya que la novela no tiene capítulos, para evitar vídeos excesivamente largos y estarán accesibles en una Lista con el nombre de PRISIONEROS en YouTube y en Ivoox. Y ahora...¡que comience la función! ENLACE PARA COMPRAR LA NOVELA EN AMAZON: https://www.amazon.com/-/es/PRISIONER... 34q5a

Lee el podcast de PRISIONEROS - 3

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Me dolió la cabeza durante horas, después de aquello, pero era indiferente el dolor que pudiéramos sentir o el miedo tan insoportable porque no nos dejaron en paz.

A partir de aquel momento el acoso fue permanente.

Mi marido estaba aterrorizado.

Además de no entender qué era lo que nos pasaba, especulábamos sobre su naturaleza e intenciones y comenzamos a pensar sobre la posibilidad de que aquello tuviera un poder sobrenatural y unas intenciones claramente malignas.

¿Por qué o para qué jugaba con nosotros? Le comenté a mi asustado marido que debía ser algo parecido a unos extraterrestres o a demonios, aunque no podía saberlo, porque aquel que había descendido necesitaba llevar escafandra, una escafandra metálica.

Los demonios no las necesitan, le dije.

En caso de que los demonios existieran nunca se los ha representado con trajes cubriéndolos al completo.

Si necesitaba un traje especial, sólo podía ser porque nuestro aire era irrespirable para él, pero ¿cómo podían estar mirando desde arriba de la casa? No podía ser, ¿estaban en otra dimensión? El techo era opaco, por supuesto, nada de cristal.

Sin embargo, cuando lo miré a través de aquellas vibrantes aberturas, sentí una presencia.

El interior de aquella escafandra estaba ocupado, lo había visto de cerca y estaba segura, por una sustancia o ente etéreo, gaseoso, vaporoso, aquella entidad no tenía un cuerpo material, de eso estaba segura.

Sin embargo, no podía ser un demonio, ni un ángel, ni un ser de este mundo como un fantasma o un espíritu, no, aquello no había sido engendrado en nuestro planeta.

Era evidente que necesitaba respirar y tomar forma a través de aquel traje metálico, así que decidimos que no era un humano, ni un demonio, ni un fantasma, aunque era precipitado llegar a aquella conclusión porque todas las alteraciones del tiempo, del espacio, de todo nuestro mundo, ¿podía ser un enviado del futuro? No desechábamos ninguna posibilidad, por extraña y loca que pareciera.

Entonces fue cuando Albert dijo que aquello era seguro un alienígena, estaba seguro, y que querían nuestros cuerpos, eso era, por eso sus frases repetían insistentes que los dejáramos habitarnos.

Ya era de noche, habíamos comido algo junto a los críos, teníamos una despensa improvisada en el salón, comida más bien rápida, latas, nada que hubiera que cocinar, manteníamos las mochilas con comida y peñales para la pequeña, estábamos más calmados y habíamos decidido marcharnos de nuevo a la mañana siguiente, teníamos necesidades que cubrir, comprar más comida, suministros, repentinamente sonó la puerta del salón, pegaban unos golpes tremendos, los niños comenzaron a llorar, Sariel, el perro estaba sin embargo tranquilo a su lado, miraba somnoliento nuestros movimientos, pero ni él ni el gato se mostraron, en ningún momento alterados, ni siquiera cuando los golpes fueron tan potentes que parecía que la puerta iba a saltar por los aires, reparé en esa anomalía, pero en ese momento teníamos que tomar una decisión, tomé a mis hijos y me dispuse a salir por la ventana, Albert tomó un hacha y un martillo y esperó a nuestra retaguardia mientras intentábamos salir por la más alejada de la puerta, los golpes siguieron aumentando en contundencia hasta que la puerta se rompió en mil pedazos, me volví justo cuando iba a salir mi hijito mayor por la ventana, lo retuve, la niña estaba acogida a mi pierna junto a Sariel que parecía divertirse con la escena y movía sus brazos.

Comentarios de PRISIONEROS - 3 2i49z

Este programa no acepta comentarios anónimos. ¡Regístrate para comentar!
Te recomendamos
Ir a Arte y literatura