Beneficios y Riesgos de la Terapia de Reemplazo de Testosterona (TRT) 685j21

Alemania, 1937. Entre calles empedradas, el eco de una ciudad en transformación y el sonido metálico de un gimnasio de la vieja escuela, un hombre entrena. El chirrido de las poleas, el impacto seco de las pedras contra el suelo y el sudor impregnando el aire cuentan la historia del esfuerzo. Las placas de hierro, firmes y sin concesiones.

Pesan lo que tienen que pesar. 20 kilos son 20 kilos. No hay trucos, no hay atazos, solo hierro y determinación. Pero algo no encaja. A sus 35 años su cuerpo ya no responde como antes. Nunca ha tenido un físico espectacular. Pero, además, le cuesta más mantenerlo y los entrenamientos le dejan agotado.

Su fuerza disminuye, su energía decae y la sombra del cansancio se extiende más allá del gimnasio. El espejo le devuelve una imagen que no refleja su sacrificio. Los médicos le dicen lo de siempre. Es la edad, es normal, aprenda a vivir con ello. Pero se niega a aceptar que su mejor versión haya quedado atrás.

Entonces, buscando soluciones, el destino se cruza con un médico diferente, Carl Jungmann, un investigador que trabaja en los laboratorios Sering. En su búsqueda por entender los efectos de la testosterona, Jungmann y su equipo han desarrollado una nueva sustancia, el propionato de testosterona, una versión sintética que promete restaurar la vitalidad perdida. El culturista, sin más opciones, decide probar el tratamiento sin saber que está a punto de convertirse en parte de la historia.

Las inyecciones funcionan, su cuerpo responde de inmediato, la fuerza regresa, los músculos crecen a un ritmo progresivo durante los siguientes meses, la energía y el deseo de entrenar vuelven con una intensidad que había olvidado. Lo que el médico alemán había logrado iba más allá de una simple mejora física. Habían abierto la puerta a una nueva era de la medicina en el deporte.

Este descubrimiento cambió para siempre la historia de la terapia hormonal y el rendimiento físico. Por primera vez, la ciencia ofrecía una respuesta real a un problema que había atormentado a los hombres durante siglos. Y sin saberlo, se abrían las puertas a que el deporte también se transformara para siempre. Soy Adrián Díaz Rúa, doctor en fisiología, formulador de suplementos para Marcavig y docente en la Academia de Fit Generation, donde imparto clases de las asignaturas de nutrición deportiva y suplementación deportiva, entre otras.

Y hoy vengo a sacarte de dudas sobre la terapia de reemplazo de la testosterona, también conocida como TRT, que está tan en auge en los últimos años. Te voy a contar los beneficios reales, los riesgos que debes conocer, cómo se diagnostica correctamente un déficit de testosterona y, lo más importante, cuándo deberías y cuándo no deberías plantearte su uso.

¿Qué es la terapia de reemplazo de testosterona? La testosterona es, sin duda, la hormona más importante en el desarrollo muscular y la fuerza. Los estudios son claros, cuanta más testosterona basal produces de manera natural, mayor será tu masa muscular inicial y tu fuerza máxima. De hecho, la ciencia ha demostrado una correlación directa entre los niveles de testosterona y los niveles de masa libre de grasa con la que partes antes de empezar a entrenar.

Pero atención, porque esto solo se aplica cuando hablamos de atletas naturales. Cuando alguien utiliza testosterona exógena o sus derivados, el juego cambia completamente.

No solo sus niveles iniciales serán superiores, sino que su capacidad de progreso se dispara exponencialmente. La química altera tanto el punto de partida como la velocidad de progresión.

Para los atletas naturales, la realidad es otra. Las mejoras relativas de fuerza y músculo dependen más de la planificación que de los niveles basales de testosterona. Es decir, a medida que vas entrenando, los cambios porcentuales en la mejora de masa muscular y fuerza a lo largo del tiempo son muy semejantes, independientemente de que tus niveles basales de testosterona sean más o menos altos.

Y es aquí donde la mayoría se equivoca pensando lo contrario.

Estamos seguros de que los alumnos de nuestra Academia Online no lo hacen. Abordamos temas relacionados con la fisiología del cuerpo humano y la farmacología en el entrenamiento para que no haya ninguna duda con aspectos tan relevantes como estos.

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El caso es que la testosterona alcanza su pico de producción en los hombres entre los 20 y los 25 años, y a partir de ese momento los niveles comienzan un declive gradual pero constante, a diferencia de las mujeres que experimentan una caída brusca en la menopausia, y nosotros perdemos aproximadamente entre un 1 y un 2% anual.

Y esto no es todo. Los estudios muestran que los hombres de hoy en día tenemos cada vez menos testosterona. Esto se puede deber a un montón de factores, como el estilo de vida actual, el estrés crónico, la mala alimentación o la falta de sueño son razones que pueden estar acelerando esta caída.

Y es aquí donde entra en juego la terapia de reemplazo de testosterona o TRT. Desarrollada inicialmente en los años 30, ha evolucionado de ser un tratamiento exclusivo para casos severos de hipogonadismo a convertirse en una opción terapéutica para optimizar los niveles hormonales en hombres con niveles subóptimos.

La TRT implica la istración de testosterona exógena, ya sea a través de inyecciones, parches, geles o implantes, con el objetivo de restaurar los niveles hormonales dentro del rango fisiológico normal. Y aunque puede ser un tratamiento muy efectivo para algunos hombres, es esencial comprender y valorar los beneficios y riesgos de su uso.

No obstante, antes de verlos quiero dejar una cosa clara, y es que evidentemente la necesidad de una terapia de este tipo requiere de un diagnóstico certero por parte de un médico especialista.

Los niveles normales de testosterona varían entre 200 y 1.000 ng por decilitro a lo largo de la vida de un hombre, y el punto de corte para determinar la terapia de reemplazo de la testosterona suele situarse en torno a 300 ng por decilitro de testosterona total, medidos por analítica.

Pero no es lo único a lo que hay que prestar atención y valorar. Nadie que no sea un médico puede ser un médico.