La anécdota por el sueldo arbitral del Real - Sporting de la 1985-86 13py

Hay partidos que pasan a la historia por razones que nada tienen que ver con ellos, y eso pasó con el Real Sociedad Sporting de la temporada 1985-86, que acabó alcanzando más relevancia por cuestiones colaterales que por lo que pasó en Atocha durante los 90 minutos de juego.

Aún así empezamos por el partido y su contexto. Tras unos inicios dubitativos en la primera campaña de John Toshack en el banquillo de Atocha, el rumbo del equipo chirurdín empezaba a enderezarse, pero todavía estaba en la décima posición, lejos de la lucha por las plazas europeas.

El Sporting, en cambio, estaba firmando un temporadón. Con sus 24 puntos en 18 partidos, era tercero en la clasificación y solo había perdido dos partidos, precisamente ante los dos equipos que le precedían en la tabla, el Barcelona, que tenía un punto más, y el Real Madrid, que era líder con cinco puntos sobre los estudiantes. El partido de Atocha era, desde luego, uno de los más atractivos de la primera jornada del año 1986, y Toshack lo recuerda en su libro diario del galés como el mejor que hizo su equipo hasta ese momento en la temporada.

La Real jugó francamente bien, y el 2-1 que reflejó el marcador al final del encuentro no hizo justicia a los méritos del equipo chirurdín, que pudo golear a un Sporting que tuvo en su portero, Ablanedo, el mejor de sus jugadores. Las primeras ocasiones del partido, a pesar del claro dominio de la Real, fueron del Sporting, pero González, el portero que suplía las ausencias de Arconada, lesionado en la primera jornada, y de su sustituto, el Dwayne, reaccionó magníficamente primero ante Eloy y después en el intento de Jabréz. Los goles del partido, en todo caso, no llegaron hasta la segunda mitad, y de nuevo fue el equipo asturiano el que golpeó primero.

Con una Real atacando mucho, el equipo entrenado por Diaz-Novoa buscó el contragolpe, y en el minuto 51 encontró premio a su táctica, al cometer González un penalti sobre Jabréz en una de esas salidas rápidas. Esteban disparó fuerte y consiguió hacer el 0-1 desde los 11 metros. La Real, en todo caso, no se amilanó, mantuvo su acoso sobre la portería de Ablanedo, y encontró el premio de la remontada. El empate a uno llegó en el minuto 66, cuando Uralde remató de cabeza una falta botada por Mújica. Y en el 78, fue el propio Mújica, con un fuerte disparo raso a la salida de un córner que había tocado Gajate, quien subió el segundo tanto de la Real al marcador de Atocha, y acabó dando los dos puntos en juego al equipo chilurdín.

Atocha despidió a los suyos, y también a un noble Sporting, con una gran ovación. No tuvo Calvo Córdoba un arbitraje sencillo en el encuentro, protestado en varias ocasiones por la Real y su público. De hecho, no tardó más que 11 minutos en amonestar al propio Tosak, y se ganó una severa pitada del respetable por anular en la primera mitad, todavía con 0-0, un gol de Zamora en un tiro lejano, que el colegiado consideró ilegal por un fuera de juego posicional en el momento del disparo. ¿Y qué hace especial en realidad este partido? Pues se trata de una anécdota que llegó después, con su árbitro como protagonista.

Dos días después del partido jugado en Atocha, día 7 de enero, Televisión Española emitió el programa España por Colombia, una gala que tenía como objetivo recaudar fondos para ayudar a los damnificados por la erupción volcánica del Nevado de Ruiz en el país latinoamericano. Calvo Córdoba, como voluntario de Cruz Roja que era, ayudó en la recaudación en Soria, casa por casa, y cuando regresó a la sede de la organización preguntó cuánto dinero habían conseguido. «Me dijeron que no habíamos llegado a las 100.000 pesetas, y entonces dije que daba mis emolumentos del último partido para llegar a la cifra», explicaba el exárbitro en una entrevista que concedió al heraldo diario de Soria en 2018. Esos emolumentos por arbitrar el Real Sociedad Sporting ascendían a 15.000 pesetas. ¿Pero qué sucedió? Que Miliki, uno de los míticos payasos de la tele y presentador de la gala, dijo en directo que la donación de Calvo Córdoba había sido de 10 millones de pesetas.

Lo que Miliki atribuyó al árbitro fue en realidad la cuantía que había donado el Real Madrid, y la anécdota adquirió tintes todavía más surrealistas cuando se recibió en el domicilio del colegiado la llamada del embajador de Colombia en España. «Lo cogió mi mujer y él le dio las gracias por los 10 millones que se supone que había donado, recuerda Calvo Córdoba». Fue en esa llamada cuando el embajador se enteró de que la donación del excolegiado había sido, lógicamente, algo más modesta. Esas 15.000 pesetas que ganó Calvo Córdoba por arbitrar en Atocha aquel 5 de enero de 1986 dieron, desde luego, mucho de sí.