Corto nº 3 - Desastre a la Avanzada 3z3r5o

Esto, esto no es otro podcast de Sobrevive, versión, corto sin gastos.

Corto número 3.

Hace unos días oí por la radio que en Sleigh Unilever, que es la dueña de los helados frigo, están subiendo los precios de sus cafés, helados y chocolates por el aumento de los precios de las materias primas, café, cacao, azúcar, manteca, y seguramente los volverán a subir por los dichosos aranceles.

De momento los han subido entre el 2 y el 5%, van tanteando si los consumidores asumimos esa subida, y por ahora no solo la hemos asumido, sino que estamos comprando incluso un poquito más de chocolate y de helado.

Ni Sleigh ni Unilever son gilipollas, subirán los precios hasta que el consumidor pase de sus productos y compre los de la competencia si es que los tiene más baratos, o directamente pues deje de comprarlos, y a partir de ahí ya decidirán si bajan los precios o reducen la cantidad de cacao, azúcar o café de sus productos, pero manteniendo sus precios, lo que viene siendo una reduflación de manual.

Al fin y al cabo, estas empresas se dedican a vender productos de consumo.

Dos preguntas, primera, ¿Reduflación te lo acabas de inventar o es una palabrota? Y segunda, ¿esto que tiene que ver con el vino? Reducción es cuando se reduce la cantidad o el tamaño de un producto, pero se mantiene su precio o incluso se aumenta.

Eso es lo que hizo Bimbo con los círculos rojos, antes te vendían un paquete con seis bizcochos y ahora solo te entran cuatro.

¡Maldiáticos! ¡Yo os maldigo a todos, os maldigo! ¿Qué tiene que ver esto con el vino? Pues verás.

Llevo leyendo desde hace varios días por Twitter y por BlueSky que el particular mercado de venta a la avanzada en Burdeos está siendo un desastre.

Ya el año pasado fue bastante sonado que las ventas no fueron todo lo buenas que se esperaban.

Al igual que el chocolate y el helado, el vino también es un producto de consumo, venga de Jumilla, de Sepúlveda o de una de las orillas del río Garona.

Aunque sí es verdad que ciertos vinos, muy caros, de bodegas muy exclusivas de la zona de Burdeos y ahora también de otras zonas de culto de Francia, se han situado en un exagerado e incluso diría que artificial mercado de cotizaciones y aunque no se atreven a decirlo claramente, están inmersos en una burbuja especulativa.

Una parte de estos vinos que se venden a la avanzada o venta en primeur se ponen a la venta mientras el vino todavía está en la barrica, a falta de dos años para que se embotelle y luego te envían las botellas a casa una vez que haya finalizado la crianza.

Para las bodegas es una forma de obtener liquidez para afrontar los gastos más inmediatos.

Antes comprar a la avanzada suponía un ahorro importante.

Una botella que se compraba, por ejemplo, por 40€ a la avanzada, fácilmente podía doblar ese precio cuando la botella se ponía oficialmente a la venta, pero de unos años a esta parte, esta venta se ha convertido en un mercado especulativo puro y duro.

Desde el año 2000, los precios de muchos de estos vinos se negocian, incluso también se venden, desde una plataforma inglesa llamada LibEx, que para que te hagas una idea es como un índice bursátil tipo IBEX 35 o NASDAQ, pero para el vino de auténtico lujo.

Aquí, aquí no vas a encontrar el Aurunrez por mucho que quieran venderlo a cojón de obispo.

El caso es que el interés por comprar estos vinos cada vez es más bajo porque sus precios se han vuelto insostenibles para muchos de los compradores habituales.

La burbuja, si no ha explotado, le debe de quedar muy poco, pero claro, si no quieren reconocer que existía una burbuja, imagínate si van a itir que ha explotado, aunque todo esto ya se veía venir.

Incluso por los que nunca hemos comprado en venta en primer lugar.

Muchas de estas bodegas no pueden bajar los precios de sus vinos fácilmente, porque a diferencia de Unilever y Nestlé, estas bodegas han hecho el gilipollas y han fiado su futuro económico de la misma forma que hicieron las constructoras antes del 2008.

Pensaron que el precio de su producto, en este caso, de sus vinos, jamás tendrían techo y que siempre habría suficientes panolis dispuestos a pagar lo que sea por sus vinos